Suplementos dietarios: lo que tenés que saber antes de tomarlos

Los suplementos dietarios están cada vez más presentes en la vida cotidiana, pero ¿sabés realmente qué son y cómo deben consumirse? Se trata de productos formulados para complementar la dieta de personas sanas que, por distintas razones, no logran cubrir sus necesidades nutricionales básicas o requieren un aporte mayor. Pueden contener proteínas, carbohidratos, lípidos, vitaminas, minerales, fibra o hierbas.

Su consumo está recomendado solo en casos específicos: cuando no se puede mantener una dieta completa y equilibrada, o cuando el cuerpo atraviesa una etapa particular que requiere un refuerzo nutricional. Es fundamental destacar que no deben utilizarse como reemplazo de comidas ni como tratamiento para enfermedades.

Los suplementos dietarios se presentan en diferentes formatos como cápsulas, tabletas, polvos o gotas. Aunque su apariencia pueda parecer similar a la de un medicamento, no lo son: están destinados a personas sanas y no tienen propiedades curativas ni terapéuticas.

La publicidad de estos productos está regulada por la Disposición Nº 4980/2005 de la ANMAT. Esta norma prohíbe que los anuncios atribuyan efectos preventivos o curativos, que sugieran mejoras generales en la salud o que generen miedo al no consumirlos. Tampoco está permitido que se promocionen como sustitutos de comidas ni que incluyan la frase “venta libre”.

Es clave prestar atención al etiquetado. El rótulo debe indicar claramente que se trata de un suplemento dietario, detallar sus ingredientes, la información nutricional, el modo de consumo, el nombre del fabricante, la fecha de vencimiento, el número de lote y los registros correspondientes (RNE y RNPA). Además, deben figurar advertencias obligatorias como: “Consulte a su médico”, “No utilizar en embarazo, lactancia ni en niños” y “Mantener fuera del alcance de los niños”.

Ante la creciente oferta por internet y redes sociales, es importante tener cuidado. Muchos productos no están debidamente registrados, por lo que no pueden garantizar su calidad ni su seguridad. Comprar suplementos de origen desconocido representa un riesgo para la salud.

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