Los tres hábitos para vivir en calma

Las personas buscamos constantemente la felicidad, pero ¿qué significa realmente este concepto para cada uno? En el fondo, todos deseamos una vida tranquila, relajada y con más momentos de alegría que de tristeza. A menudo esperamos que estos sentimientos nos lleguen, pero la verdad es que con ciertos hábitos, podemos ser artífices de nuestra propia dicha.

1.- Abrazar el Shinrin-Yoku: esta antigua práctica japonesa implica pasear entre árboles para estimular nuestros sentidos, lo que puede reducir el estrés y elevar nuestro estado de ánimo. Sus efectos positivos en el sistema inmunológico se combinan con la capacidad de la naturaleza para calmar la mente y avivar el espíritu.

2.- Comprender el Ikigai: es un concepto profundo que abarca la felicidad y otorga un sentido a la existencia. Se trata de encontrar un equilibrio entre la vocación, propósito, profesión y aquello que nos brinda alegría y satisface nuestras necesidades y las de los demás.

Según Frances Miralles y Héctor García, autores del libro “Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y feliz”, el Ikigai se resume en: “Todo el mundo tiene algo que le apasiona y le da la vida, solo hay que prestar atención a las señales, escucharse a uno mismo, reflexionar un poco y seguir ese camino”. Encontrar el propio Ikigai resulta crucial para comprender mejor la vida.

3.- Recordar el Omotenashi: se refiere a la cortesía y hospitalidad hacia los demás, hallando la felicidad al ayudar a otros. Según el blog Japonismo, “es la elevación de la educación al máximo, combinando el culto a las formas con el deseo de mantener la armonía social y evitar conflictos en las relaciones personales en Japón”.

Este concepto también es fruto del énfasis en el servicio para asegurar el respeto mutuo y, en consecuencia, la armonía social, donde el bienestar del grupo prevalece sobre el individual. Aquí entra en juego el bushido, el código de los samuráis, que se centra en la compasión, el respeto a los enemigos, el honor y la disciplina.

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *